Exposición Naturaleza Muerta en Marlborough

La exposición Naturaleza Muerta en la que participó Carolina Andrada, celebrada en la galería Marlborough de Madrid (del 12 de mayo al 18 de junio de 2016) contó con sesenta piezas aproximadamente.

Esto permitió realizar un dilatado recorrido por los principales movimientos, así como contextualizar las piezas en los movimientos artísticos que fueron teniendo lugar a lo largo del periodo seleccionado.

Pintura española de los siglos XX-XXI, la vigencia y la calidad de la pintura de bodegones en la Pintura Española del siglo XX y del presente, que pone de manifiesto la vigencia y la calidad de la pintura de bodegones en la Pintura Española del siglo XX y del presente.

La exposición consistió en una selección de bodegones, que abarca el desarrollo y evolución del concepto “bodegón” a lo largo de los siglos XX y XXI.

La exposición contó con piezas cedidas por instituciones, legados de los artistas y colecciones particulares, lo que convirtió a esta muestra en una ocasión única para ver piezas nunca expuestas hasta el momento.

Un acontecimiento que atrajo a una multitud de personajes del arte y la cultura madrileños.

Entre las obras se encontraba obra de Joaquín Sorolla, Ignacio Pinazo y María Blanchard, así como de Eduardo Chillida, Miquel Barceló, Manolo Valdés entre otros grandes y reconocidos artistas.

Kosme de Barañano fue comisario de la exposición “Naturaleza Muerta» en la Galería Marlborough de Madrid.

Palabras del comisario Kosme de Barañano en el catálogo de la muestra

"El primero que elogia el mundo del bodegón en la Pintura es el escritor Marcel Proust: "Pour l'artiste véritable, comme pour le naturaliste, chaque genre est intéressant, et le plus petit muscle a son importance.

(Para el verdadero artista, como para el naturalista, todos los géneros son interesantes, pues el músculo más pequeño tiene su importancia).
Y jóvenes actuales, que no han caído en la modernidad de la instalación, sino que pintan, como Carolina Andrada (1982) y Lulu Figueroa (1984).
En esta antología del Bodegón unos ordenan el espacio con una luz uniforme, blanca, y de una manera estricta y purificada, como si no hubiera materia en la realización, como un acto de sencillez del pincel en la estela de Zurbarán...
Otros convierten en still live ya no unos alimentos o unos objetos sino un sofá, la presencia simbólica de objetos caducos o estropeados (Labad, Andrada) o una palangana (Tápies). Modelan sus volúmenes, su presencia como a la vez nos transportan a unas ausencias determinadas.
Y un tercer grupo que va desde las innumerables naturalezas muertas con cráneo de Cristino de Vera a las más recientes de Hugo Fontela, pasando por la enorme Psicofactoría de Cristian Domecq que recuerdan los versos del Eclesiastés:
vanitas vanitatum et omnia vanitas. (...) Vanidad de vanidades, todo es vanidad, es la respuesta a la insistente pregunta de todo pintor sobre el significado de las cosas terrenales, que se disuelven en el pincel como su propia vida. (...)
El bodegón intenta congelar el tiempo, abolirlo, vencer al proceso invencible de la naturaleza. El bodegón es simbología, es re-flexión, es pensamiento y es meditación. La luz de la vela que se apaga, la pompa de jabón, el polvo en el aire, las flores que se marchitan, la palangana abandonada, el sillón aisaldo, la hoz clavada como un tótem, son caminos, insights para repensar la representación que todo cuadro es.
El bodegón es lenguaje y misterio, es materia y símbolo, es mirada frontal y poesía, es recuerdo y es deseo, es felicidad y tristeza, es elogio de los objetos y a la vez melancólica mirada sobre nuestra existencia."

Kosme de Barañano